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¿Cuántas veces, ante una situación de sufrimiento encontrada en el mundo, hemos escuchado a alguien expresar la amargura de no poder realizar un proyecto social, de cooperación al desarrollo o de asistencia humanitaria, porque siempre faltaba algo, los recursos cuando ya se tenían las ideas, las fuerzas cuando ya se tenían los conocimientos técnicos, o quizás al revés? En otras ocasiones, todo lo que necesitábamos ya estaba ahí, disponible, pero para satisfacer otros intereses y prioridades, por prejuicios o falta de confianza en la posibilidad de tener éxito, igualmente la idea no se ponía en marcha. Antigóna ha sido creada para superar estas limitaciones, para hacer de nosotros, justamente nosotros, los protagonistas de las iniciativas que nos gustaría ver realizadas en favor de aquellos que se encuentran en dificultad. Nos gustaría ser capaces de desarrollar una acción eficaz al servicio de las personas desfavorecidas (y no al servicio de las ideas que se tienen sobre de ellas), que pueda combinar de manera excelente un intenso espíritu de solidaridad y una alta calidad operacional, el valor para enfrentarse a nuevos retos y la conciencia de nuestros límites, respetando principios de participación que se concretizan no tanto en la búsqueda de un acuerdo formal con respecto a decisiones ya en gran parte adoptadas, sino en la puesta en valor, en el apoyo organizativo y científico y en la realización concreta del protagonismo de cada uno de nosotros, centrándose en las necesidades reales de los beneficiarios de nuestras acciones.

De acuerdo con lo mencionado: